25 de mayo de 2009

Lección 36

CÓMO SOBREVIVIR A LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA LABORAL


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Sobrevivir en el hábitat laboral cuando los ruidos circundantes adquieren la calificación de contaminación acústica.


VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Ruido (Del latín Rugitus: rugido, que puede ser animal o del jefe). 1.Sonido inarticulado, por lo general desagradable. 2.Distorsión acústica generada por una máquina en mal funcionamiento o, simplemente, en funcionamiento cuando es tu obligación hacerla funcionar. 3.Música que no encaja en la radiofórmula, por ejemplo: jazz. 4.Algarabía o alboroto en los que no estás metido.

Suele ocurrir que, aunque las oficinas y departamentos de los organismos oficiales forman parte de lo que llamamos tranquilamente "civilización", se oyen a menudo más ruidos que en la mejor selva de Tarzán. Ululuar de móviles, rugidos de compañeros somnolientos, piar de cotorras que no pertenecen al orden de las aves o gruñidos de jefes descontentos o compañeras insatisfechas son algunos de los elementos que convierten en una jungla lo que debería ser un apacible centro de trabajo.

Pongamos algunos ejemplos que, por su grado de molestia, interfieren nuestro deber de concentración o, lo que es peor, la tranquila lectura/visualización del mejor pogüerpoin:

Ejemplo 1: la impresora que se atasca y "rasca" la bandeja al intentar coger un nuevo papel. Nivel de molestia: 7. Tolerancia del organismo humano: 3 años.

Ejemplo 2: la compañera a la que le han permitido tener una pequeña radio sobre su mesa (porque aún ignora la comercialización global de iPods) y es adicta a Canal Fiesta Radio. Nivel de molestia: 9. Tolerancia del organismo humano: 2 meses.

Ejemplo 3: el compañero que lee los correos electrónicos con el altavoz conectado y nos hace partícipes del sonido de los vídeos, pogüerpoins con música easy-listening o podcasts subiditos de tono que le envían los amigotes a él. Nivel de molestia: 8. Tolerancia del organismo humano: 2 correos.

Ejemplo 4: la compañera que se sienta dos mesas más allá y mastica chicle de manera audible desde dos mesas más acá. Más terrible cuando se le escucha chupar caramelos. Nivel de molestia: 10 sobre 10. Tolerancia del organismo humano: 1 minuto y ve corriendo al baño a vomitar.

Pero, ¿para qué emite sonidos el espécimen funcionario? Nadie lo sabe. De acuerdo que el normal funcionamiento de las máquinas electrónicas o de los cuerpos más o menos humanos consume energía y libera fluidos, calor y ruido en su normal funcionamiento, pero existen modos de disimularlo, especialmente con el Técnico de Medio Ambiente persiguiendo constante y empecinadamente cuanto se pueda calificar de contaminación.

Comoquiera que resulta violento decirle a la cara a un compañero que hace ruido al hacer uso de las funciones vitales (y, por tanto, generalmente necesarias) de su organismo (no gubernamental sino humano) y, habitualmente, este tipo de comentarios provoca enfrentamientos y otras cosas peores, sólo podremos enfrentarnos a los ruidos mecánicos y electrónicos. Para ello, hay que perseguir con ahínco y paciencia al personal de mantenimiento. Pero ¿y en el caso de los ruidos orgánicos?

En el caso de los ruidos orgánicos (no de ley sino de órganos), sólo nos queda echar mano del Manual de los casos perdidos: mentalizarnos con el "natural" discurrir de los ruidos durante la mañana, llevarnos al trabajo algún tipo de insonorización personalizada como unos cascos aislantes, defendernos pasando el menor tiempo posible en el despacho (técnica muy popular pero extremadamente arriesgada para nuestra nómina) generar nosotros mismos nuestros propios ruidos del tipo de radios portátiles, carraspeos que repliquen a otros ruidos, toses, risotadas que apaguen la ilusión de nuestros compañeros por sus emails cachondos, etcétera.

En cualquiera de los casos, no hay que soportar más de lo soportable, sobre todo porque algún día nuestro jefe nos señalará con el dedo y nos preguntará ¿No eres tú Edu, el de aquel despacho tan ruidoso? y parecerá que somos nosotros los verdaderamente culpables.

5 comentarios:

Félix Amador dijo...

He vivido, sí, ese tipo de contaminación por funciones biológicas de funcionarios/as no muy biológicas. ¿Qué te voy a contar? Con el paso de los trienios mi tolerancia disminuye.....

S. dijo...

Me gustas,jejejej
ahora mismo hay albañiles en dónde trabajo,dime tú que nivel de tolerancia puedo tener,con el añadido ruido de llamar al timbre para utilizar tu w.c.con la cara toda angustiada claro.Nivel de tolerancia:5 años sabáticos en el tibet.

Funcionario's blog dijo...

El otro día se pasó por nuestro despacho una chica de informática, y dijo: "¿Cómo podéis trabajar aquí?" Se reproduce la situación:

a) Mis jefes, en un despacho, discutiendo a grito tendido.
b) Una concejala con su secretaría
c) Dos compañeras riéndose a mandíbula batiente
d) Tres ciudadanos hablando por el móvil porque han perdido (o dejado de traer) unos papeles
e) Los teléfonos sonando
f) La lluvia cayendo
g) El fax recibiendo
h) Etc.

Total de contaminación acústica: 80 decibelios (nivel de molestia 2 sobre 10, porque a más ruido menos importancia se le da).
Capacidad de adaptación del organismo humano: instantánea, porque si no ya me dirás cómo se aguanta eso...

S. dijo...

pues añade albañiles aporreando la pared...

In Dubio Pro Reo dijo...

Como se supone que la música amansa a las fieras he intentado crear un ambiente sosegado en el lugar de trabajo. Además suponía que así, aquellos con tendencia al grito destemplado, se contagiarían de la atmósfera apacible.

A la tarea:
1º un par de viejos "bafles" (pero cojonudos) que encontré tirados por el archivo de "piezas de convicción" conectados al PC.
2º Ingente labor en casa para elaborar unos CD con música barroca escogida (piezas cortas, más bien populares, de fácil escucha, mucho Vivaldi...), otros con jazz clásico suavecito...
3º Audición.

Resultado: "que muermo", "me estoy quedando dormido", "vaya antiguallas"...

¡BÁRBAROS!

Cadena Dial ha ganado una batalla pero no la guerra. Lo volveré a intentar con algo de blues, o quizás Folk.

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