29 de septiembre de 2008

Lección 4

CÓMO SOBREVIVIR AL CAFÉ DE MEDIA MAÑANA


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir que, después de pasar un buen rato con los compañeros en la cafetería o junto a la máquina de café, no se nos haga cuesta arriba volver a la mesa de trabajo a seguir con lo que se supone que son nuestros deberes.


VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Café
(Del árabe qwafé: en serio) 1.Bebida de los dioses que podemos permitirnos un ratito (o dos) para desayunar. 2.Local donde sirven esta bebida y donde siempre, si vas acompañado de compañeros (en masculino) encuentras una camarera que está buenísima.

Suele ocurrir que el cuerpo humano no está ni de lejos dotado para soportar siete horas de trabajo cinco días a la semana de un tirón. Es por eso que la Dirección General de Sanidad, a quien Dios se lo pague con muchos hijos, decidió en su día establecer la prioridad prioritaria de establecer pausas en el trabajo para tomar café.

Pero, ¿por y para qué? Nadie lo sabe. Bueno, existen teorías como la de que se estableció esta norma con el objetivo de que los obreros repongan fuerzas, pero nosotros los funcionarios no parecemos obreros ni de lado. Además, si tenemos en cuenta que ya existen las llamadas Pausa del Cigarrito y la Pausa Para Ir Al Baño, se entiende menos.

Pero, ¿quién iba a desperdiciar la ocasión? Son 20 minutos alejados del monitor o del modelo 110, que bien pueden ser 45 si uno se apunta a la excusa de que el ascensor se ha vuelto a joder o de que te pilló tal o cual jefe de negociado en la cafetería y estuvisteis haciendo pasilleo (Del latín pasillare: solventar problemas o gestionar asuntos del trabajo en lugares ajenos al despacho, tales como pasillos, cafeterías, urinarios múltiples). Son buenos ratos en los que puedes comentar con los compañeros esos powerpoints que te han llegado y que vas a reenviarles dentro de cinco minutos, en los que puedes poner a parir a alguno que aparezca por la cafetería o a algún otro que nunca aparece.

¿Cómo sobrevivir al hecho de que estos ratos tienen principio y final? ¿Cómo sentarse y recuperar el ritmo de trabajo?

Primero. Humedécete los labios, frunce el ceño y ordena un poco la mesa. Parecerá que estás concentrado en tus cosas desde hace rato.

Segundo. Abre el Outlook y reenvía esos jodidos correos. Te parecerá que aún estás con tus amigos y te dolerá menos.

Tercero. Ponte a trabajar de nuevo. Lo sé: duele, pero no hay más remedio. Empieza por algo simple, que no requiera de excesiva atención ni control, para ir dando tiempo al cerebro a reponerse. ¡Y cuidado con esas sonrisitas que se nos escapan recordando los chistes del desayuno!

22 de septiembre de 2008

Lección 3

CÓMO SOBREVIVIR A LA VUELTA DE LAS VACACIONES


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir reincorporarnos al trabajo después de las vacaciones sin que el esfuerzo nos queme las neuronas hasta el punto de querer prender fuego al despacho.


VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Septiembre (Del latín september: se siente) 1.Mes maldito donde los haya. 2.Destino al que conducen todas las vacaciones. 3.Periodo del año en el que la mayoría de los funcionarios volvemos de vacaciones, con el consiguiente deterioro moral y físico.

Suele ocurrir que el 80% de los compañeros (si el jefe no se ha empeñado en hacer turnos o sorteos) toma sus vacaciones en el sagrado mes de agosto. La consecuencia, por tanto, es que ese 80% se reincorpora el 1 de septiembre (salvo que haya puente, festivo o excusa de por medio) con el ánimo traspuesto y el cuerpo hecho polvo. La acumulación en pasillos y despachos de tipos ojerosos con aspecto de no haberse levantado jamás a las 7 de la mañana, de compañeros más tostados que Julio Iglesias, empeñados en contar sus batallitas de playa y chalé, supone un riesgo para la salud. A pesar de todo, nos empeñamos en volver en septiembre, a la par, cuando podríamos escondernos y hacerlo el 1 de octubre o de noviembre o (¿por qué no?) de diciembre. No, casi todos volvemos el 1 de septiembre.

Pero, ¿por y para qué? Nadie lo sabe. Es una escena tan habitual como la de los jodidos ñus de los documentales de la 2. Los ñus de la 2 se pasan todo el p*** año pastando en el Serengueti, pero (sólo Dios y la BBC saben por qué) en cierta época del año se empeñan en cruzar todos juntos el río aunque saben que está infectado de cocodrilos. Naturalmente, los cocodrilos se zampan a un buen puñado de ñus, pero estos vuelven a atravesar al año siguiente ¡por el mismo sitio!

Pero, ¿por y para qué? Nadie lo sabe. Se supone que lo hacen porque en esa época el río está menos crecido y pueden atravesar al otro lado, pero ¡joder! ¿Por qué no se quedan allí para siempre? ¿No ven que si cruzan tendrán que volver a descruzarlo el año que viene?

Lo mismo nos ocurre a los ñus-funcionarios de a pie. Nos empeñamos en irnos de vacaciones en agosto aunque sabemos que septiembre va a ser terrible, que seguirá haciendo calor y lamentaremos no estar ya en la playa, que volverán a la par casi todos los compañeros (el ciento y la madre) con ganas de contarnos sus peripecias de verano, etc., etc. Y aún así nos empeñamos. ¿Qué digo nos empeñamos? NOS PELEAMOS por irnos en agosto.

De acuerdo, puede que el objetivo de esta lección fuera sobrevivir a las vacaciones, pero no se me ocurren soluciones, salvo dos y bien idiotas: 1) no irnos de vacaciones, y 2) hacerlo en junio para dar envidia a los que aún no se han ido y poder contarles doscientas mil batallitas antes de que lo hagan ellos... aunque luego les llegue su turno y no haya quien se salve.

15 de septiembre de 2008

Lección 2

CÓMO SOBREVIVIR AL LENGUAJE POLÍTICAMENTE CORRECTO/A


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir terminar una carta sin que la feminista recalcitrante de la mesa de al lado nos tache de machistas incultos fascistas insensibles.


VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Lenguaje (Del latín cuidadoconloquedices, –icis). Arma de doble filo aún más peligrosa que un enchufado de incógnito. Para algunos, antiguamente llamados mecanógrafos, y para otros, hoy llamados Servicio de Orientación al Usuario, es material de trabajo, pero la realidad es que es más trabajoso que trabajable.

Suele ocurrir que, para los que comenzamos en esto del funcionariado hace (pongamos por ejemplo) veinte años, la mayor dificultad a la hora de ponerse frente a la máquina de escribir (antigua herramienta mecánica, predecesora del MSWord) era saber si un oficio se dirigía a usted o a usía (Vd. ó Vs.), pero los tiempos han cambiado, como cantaba Dylan, y ahora que podríamos pensar que redactar una carta era más fácil porque a los jefes se les puede hablar de tú, surgió del barro del que está construida la moderna, y paritaria sociedad española, el Mito del Lenguaje Políticamente Correcto.

Pero, ¿para qué? Nadie lo sabe. De acuerdo que no se pueden usar palabras como “negro” porque el 99% de la gente (si no tiene una cámara de televisión delante) lo usa como término peyorativo (basta de demagogia: es verdad que la gente lo hace), pero ¡”subsahariano” es muuuucho más complicado de decir y de escribir! Lo mismo ocurre con la guerra de los sexos, que pensábamos que había terminado en los sesenta, pero que hay quien se empeña en continuar ahora y en los frentes más impensables.

¿Sirve de algo que al escribir una convocatoria ponga “el candidato/a deberá...” cuando es más fácil usar las palabras neutras aspirante, solicitante o pretendiente, por poner algunos ejemplos. ¿Sabe alguien lo que se sufre cuando tu jefe/a te está mirando/a y tú atiendes a un usuario/a de tu ministerio/a en la ventanilla/... y tienes que lucirte como funcionario de pro en el lenguaje administrativo: "Tiene usted que cumplimentar el C-35. Es este (impreso o impresa). Con letras de imprenta, por favor. Debe firmarlo también su marido (o su esposa). Después, debe entregarlo en el despacho de arriba (o de abajo), pero no olvide y rellenar los datos del banco (o de la banca) para pagar la tasa (o el tazón)".

Y encima te insisten en que, a la hora de informar al público, debes ser conciso y claro, procurar que el mensaje llegue claro y evitar términos burocráticos intragables.

8 de septiembre de 2008

Lección 1

CÓMO SOBREVIVIR A TU JEFE


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Terminar la jornada laboral (hasta las menos cuarto, por lo menos) sin odiar al jefe hasta el límite de buscar en eBay aparatos de tortura a buen precio.


VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Jefe (Del latín Caesar Caesar Sietes: licencia para matar). Subespecie de funcionario con mayor capacidad reproductiva en la nómina que ha llegado al despacho de al lado sin pasar por oposición. Una de sus características principales es la endogamia administrativa (casi toda su familia vive de algún puestecito en la Administración).

Suele ocurrir que, para justificar un gasto, la Administración genere un gasto mayor. Esto se llama Economía Invertida, pero nadie lo sabe. ¿Cómo ocurre? Es una cadena sin fin que comienza cuando un amigote de algún director general (o directamente un primo del Presidente de la Junta o del Ministro de alguno de los inexplicables ministerios actuales) es nombrado a dedo jefe de tal o cual departamento. A veces, incluso se inventan departamentos nuevos.

Pero, ¿para qué? Nadie lo sabe. El tal jefe nuevecito, nombrado a dedo, llega y se apaña un despacho, amenaza a los informáticos para que le coloquen un ordenador digno de su puesto y, cuando por fin se aburre de bajarse fotos y repasar powerpoints, decide demostrar que está a la altura moviendo algunas fichas. Comienza eligiendo un pelota y un chivo expiatorio. Ni que decir tiene que es mejor el primer puesto, aunque conlleva más trabajo. Para hacerse con él sólo hay que decir que sí a todo sin preguntar primero. Después se verá.

El segundo paso del jefe en su recién estrenado reino es gastar dinero. Esta es una táctica antigua y simple: si un departamento o ministerio no gastara dinero significaría que no hace nada, vamos: que es inútil. Por eso, los jefes intentan justificar su presencia en el puesto poniendo en marcha proyectos sin ton ni son. Ni son proyectos ni son ná, porque para proyectar algo hacen falta los técnicos y los técnicos necesitan tiempo para trabajar y un jefe necesita demostrar su iniciativa ante sus jefes YA. Porque sí: los jefes, a su vez, tienen jefes más arriba, una cadena infernal de órdenes y ganas de quedar bien que genera proyectos, informes, más proyectos, más informes y todas las reuniones necesarias (dietas y kilometraje incluidos). Estos proyectos, cuanto más absurdos, más innovadores y progres parecen y son, por tanto, más políticamente correctos.

Si entendemos esto, entenderemos la mitad de las paranoias de nuestro jefe inmediato y conseguiremos, al menos, saber por qué nos putea.

1 de septiembre de 2008

Introducción

CÓMO SOBREVIVIR AL ANONIMATO

Digamos que es condición sine qua non, un formalismo más dentro del manual de instrucciones que te insertan en la cabeza cuando te nombran funcionario: tengo que publicar todo esto de forma anónima para que no me quiten la jefatura de negociado que tanto peloteo me ha costado.

¿Por qué?

¿Tengo que enseñaros la nómina para que lo comprendáis?

A partir de hoy voy a intentar desgranar con método y sin descanso las claves que me han convertido durante los últimos veinte años en un superviviente de la Administración, en un funcionario de pelo en pecho, en un hombre hecho y derecho (esto es para que rimara con lo anterior) que no teme ni a los cargos intermedios ni a los lunes ni a la congelación salarial.

La clave es bien sencilla: hay que trabajar con eficiencia: economía de recursos (esto significa no gastar demasiado tiempo ni demasiado papel ni demasiada energía), no tocarle jamás las pelotas a tu jefe (o jefa, que suele ser el caso) y tener siempre a mano un par de frases comodín («Estoy en ello», «No ha llegado todavía», «Lo tiene la maldita impresora» o el más aventurado «Por supuesto, enseguida lo imprimo»).

Si tenéis siempre presentes estas claves, la vida funcionarial será para vosotros un camino de rosas.

Poco a poco, intentaré ir detallando los pasos a seguir en cada caso. Una lección por semana. No me pidáis más porque este blog no es lo único que tengo que hacer en la vida: tengo que dedicar también mi ratito a los powerpoints de mis amigos, a los correos subiditos de tono (que necesitan de una concentración especial y mucha coordinación oreja-dedos por si aparece alguien en el despacho) y, si a todo esto le restamos el rato del café, pues ya me diréis. Una lección por semana y que os entre bien en la cabeza. Cualquier cosa menos «la letra con sangre entra».

Es más: aunque parezca imposible y burocráticamente inviable, este manual puede y debe servir como tabla salvavidas a cualquier trabajador, funcionario o no, sindicado o no, administrativo o no, que quiera, necesite o no, mantener la cordura hasta el momento de la jubilación.

El lunes empezamos.

NOTA IMPORTANTE: Los colores de esta web están diseñados para aparentar de lejos una hoja de MSWord. Si crees que no engaña y que tu jefe puede saber desde la puerta del despacho que estás leyendo en internet, envía tu sugerencia de colores en Comentarios.

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