30 de marzo de 2009

Lección 29

CÓMO SOBREVIVIR A LA ASTENIA PRIMAVERAL


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Sobrevivir a las siete horas de trabajo cuando comienza este calorcito de la primavera (que la sangre altera) y tomas conciencia de que aún quedan tres meses para que ten la opción de pillarte las vacaciones de verano.

VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Astenia (Del griego ἀσθένεια: guaguoquimmm... esto no hay quien lo lea). 1.Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa. 2.Cosita chunga que te entra a las once de la mañana al salir del bar de tomar un café y te da el calorcillo en la cara y se te quitan las ganas de volver al negociado a trabajar.

Primavera (Del latín prima vera: cómo se ponen las primas con el calorcito). 1. Estación templadita del año, que astronómicamente principia en el equinoccio del mismo nombre y termina en el solsticio de verano. 2.Época del año en que las mujeres comienzan a sacar menos ropa a la calle con el consiguiente jolgorio general. 3.Etapa del año que anuncia ya el verano.

Suele ocurrir que después del invierno llega la primavera. Sigue haciendo frío y sigue lloviendo y aún queda un siglo para agosto, pero las temperaturas suben, los naranjos florecen y las terracitas se llenan, pero seguimos teniendo que trabajar las mismas horas.

Pero, ¿por y para qué? ¿Se supone que los usuarios seguirán acudiendo a nuestras oficinas aunque el día les pida que se queden en una terracita disfrutando del sol? ¿Se supone que van a dejar de ir a la playita (aquí en el sur abril ya es época de playa) para hacer unas... gestiones? Alguien debería explicarlo.

La astenia primaveral invade nuestro funcionariales cuerpos, nos resta ganas de trabajar. La compañera pre-menopáusica insiste en que "ya es época de poner el aire acondicionado" y se nos hiela la sangre. El jefe de negociado empieza a denegar días de asuntos propios alegando que el año es muy largo y que luego nos vamos a quejar en navidades porque no nos quedan. Por la ventana, vemos las terrazas llenas a cualquier hora de la mañana. Nos llega el olor del azahar. La chica del archivo comienza a traer esas camisetitas...

¡¡¿¿Alguien quiere explicarme por qué no hay vacaciones hasta el verano??!!

¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿gtxrrmrprrrg?????!!!!!

Lo siento, queridos alumnos. Hoy no tengo respuestas a cómo sobrevivir a esto. Ay, la primavera.

NOTA IMPORTANTE: la semana que viene es Semana Santa. Gracias a Dios (y a Pilatos). Todos la disfrutaréis, seguro: funcionarios católicos, funcionarios ortodoxos, funcionarios ateos, funcionarios musulmanes, funcionarios protestantes, funcionarios budistas, funcionarios apóstatas, funcionarios antirreligiosos, funcionarios hermafroditas e incluso funcionarios sin días de asuntos propios. Yo me he pillado unos días y no se me verá el pelo por el despacho en toda la semana. Así pues, no hay lecciones hasta el lunes 13. Que ustedes lo disfruten (y que sea con torrijas y hornazos).

23 de marzo de 2009

Lección 28

CÓMO SOBREVIVIR A LAS CONVERSACIONES EN EL TRABAJO


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir que no nos despidan ni nos marginen ni nos crucifiquen por cualquier cosa que digamos durante la jornada laboral.

VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Charla (Del inglés Charly: chino al que hay que disparar). 1.Disertación oral ante un público, sin solemnidad ni excesivas preocupaciones formales. 2.Lo que se nos va por la boca cuando tenemos un rato para compartir con los compañeros.

Suele ocurrir que las preocupaciones que nos rondan la cabeza se sobrellevan mejor cuando salen al exterior en forma de palabras y las compartimos con los que tenemos alrededor. No es que así pierdan importancia ni que vayamos a aceptar los consejos de los demás, pero consuela sacarlas. Pero, ¿quiénes son los demás? Por supuesto, los compañeros/as funcionarios/as que trabajan con nosotros/as en el ministerio/a. Y son gente peligrosa.

En realidad, más peligro tenemos nosotros mismos, porque sólo nosotros seremos responsables de lo que salga de nuestra boca, a pesar de lo cual no hay que perder el miedo al prójimo. Advertido está.

Pero, ¿por y para qué? Naturalmente, para sobrevivir en esta jungla funcionarial. Bien es sabido que por la boca muere el pez y que en ocasiones la inquietud nos hace comentar en grupo cosas tan íntimas que sería mejor que no conociera nadie; que cualquier cosa que digamos podrá ser usada en nuestra contra, sobre todo teniendo en cuenta lo cotilla que es la gorda del archivo; y, sobre todo, que hay que evitar que se nos vaya la fuerza por la boca. Esto último es un gran problema porque suele ocurrir que, tomando un café, por ejemplo, aprovechemos el cambio de escenario y de figurantes para hablar mal de tal o cual jefe o de tal o cual compañera de la mesa de al lado que nos tiene más hartos que un mxoñrzwstkrrrrrxqt... Craso error.

Como hemos remarcado: Cualquier cosa que digamos podrá ser utilizada... Sí, ya sé que conocéis la frase. Es de cine. ¿Qué hacer entonces?

· En primer lugar, no hablar nunca mal de ningún jefe. Una regla universal dice que si hablas mal de alguien, éste terminará enterándose tarde o temprano. Esto, en el caso de los jefes, subdirectores y directores generales, es realmente grave.

· En segundo lugar, no comentes nada (demasiado) personal. Hará que cambie la imagen que tienen de ti tus compañeros y/o jefes. Es mejor pensar qué quieres que piensen de ti, cómo quieres que te vean, y que sólo comentes aquello que vaya a ir bien con esa imagen idealizada ¡que estás formando en tu mente!

· En tercer lugar, y siguiendo con el punto anterior, no comentes ningún hecho sentimental o sexual relacionado con tu vida privada. Si lo haces y comentas tus penas, pensarán que eres un fracasado; si cuentas batallitas, pensarán que eres un fantasma; y, si por un desliz provocado por la cafeína o por esa extraña euforia que fluye en el ambiente cuando todos los tíos del desayuno somos hombres, comentas algún tipo de deseo o extravagancia que hayas soñado con alguna compañera como co-protagonista, entonces ten por seguro que: 1) esa compañera y todas las que estén cerca de ella te verán como un cerdo hasta que se jubilen; 2) no vas a tener ninguna oportunidad con esa compañera ni con ninguna otra del organismo hasta que tú te jubiles; 3) tus compañeros no van a poder evitar comentarlo por ahí; 4) si te surge alguna oportunidad de tener sexo en el trabajo, será porque esta anécdota, fluyendo de departamento en departamento, habrá dado alas a la imaginación de la más desesperada y menos sexy de todas las funcionarias de la provincia.

Por todo lo expuesto y por lo que pudiera llegar, recuerda siempre esta regla fundamental de supervivencia: En el desayuno así como en el despacho, mantén la boca cerrada, macho. Dicho está, a los efectos oportunos.

16 de marzo de 2009

Lección 27

CÓMO SOBREVIVIR AL TÉCNICO DE MEDIO AMBIENTE

OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir que los tejemanejes del técnico mediambiental de tu Organismo no te amargue las tareas.

VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Medio ambiente (Del latín ambiens, ambientis: que te den viento). 1.Conjunto de circunstancias físicas, culturales y sociales que rodean a un determinado individuo. 2. Lo que si no fuera medio sería un ambientazo. 3.Lo que justifica la obsesiva presencia de un Técnico en nuestras oficinas.

Suele ocurrir que, ahora que la ecología es un deber institucional y no una moda a la que se apuntan unos pocos verdes, la mayoría de los organismos oficiales han tenido la obligación de contratar a un técnico medioambiental para asegurarse que las gestiones se hacen dentro del respeto a los arbolitos y las flores.

Pero, ¿para qué? Nadie lo sabe. De acuerdo que las flores son bonitas, pero los árboles crecen solos y los cortan otros, no los funcionarios. Dicho esto, que suena un poco radical, analicemos el comportamiento de ese raro especimen de nuestro medio ambiente institucional que es el Técnico de Medio Ambiente.

El Técnico de Medio Ambiente es un tipo raro. No se apunta al resto de las movidas como cervecitas, cafés de media mañana o salidas espirituales. ¿Por qué? Es evidente que no comulga con el resto de los empleados. ¿Por qué? En principio, podríamos decir que encuentra actitudes desagradables en los compañeros (usar papel, usar impresoras, usar iluminación artificial, usar móviles con batería de ion-litio...) pero también es cierto que los compañeros pueden llegar a acabar un poco hartos de la nueva inquisición que suponen las normas medioambientales.

En primer lugar, está esa "recomendación" de no usar papel. ¡Pero si nunca imprimo los emails, que son todos pogüerpoins! De acuerdo, no imprimiré nada. Vuelva usted mañana, a ver si no está el Técnico de Medio Ambiente. Un momento... Y él ¿por qué me llena las paredes de cartelería sobre ecología cuando yo tuve que quitar mis carteles del Sevilla CF porque no eran "corporativos"? Pero... pero... si sus carteles ¡también están hechos de papel!

En segundo lugar, te hace perder el tiempo con cursos interminables sobre la conciencia y la inconsciencia, sobre los 17 tipos de contenedores según el color (imposibles de memorizar) y sobre nuestra responsabilidad.

En tercer lugar, si nos queda tiempo, tenemos que llevar los tóners usados a un contenedor en la planta baja, las pilas al de la segunda planta y así hasta que se acabe la jornada laboral.

Y, por último, intentar hacer nuestro hábitat (qué propio esto, hablando de medio ambiente) habitable a pesar de tener que convivir con el contenedor de papel, el contenedor de envases, el de material informático usado y el de reciclado de aparataje eléctrico. Casi ná. Es entretenido, pero agotador.

¿El mecanismo de supervivencia para estos casos? Echemos mano del Manual de los casos perdidos: decir que sí a todo los que proponga el Técnico de Medio Ambiente, apuntarnos a todos los cursos que proponga el Técnico de Medio Ambiente, hablar mal del Técnico de Medio Ambiente en el café y olvidarnos del Técnico de Medio Ambiente cuando nos vayamos a casa.

9 de marzo de 2009

Lección 26

CÓMO SOBREVIVIR A LOS EXÁMENES DE SALUD LABORAL


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir que algo tan necesario como una entrevista con el médico de la empresa no merme nuestra salud ni mucho menos nuestra imagen en el trabajo.


VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Médico. (Del latín Medius, medianus: el que está en medio entre tú y tu salud) 1.En el caso del trabajo, aquel otro funcionario con bata que dictamina cada dos años si estás sano o para el arrastre. 2.El único compañero que te da un bote de orina un lunes por la mañana.

Suele ocurrir que, bien por nuestra seguridad o por la de la Adminsitración, es necesario vencer nuestra dejadez y dejar que un médico nos examine periódicamente para comprobar que seguimos estando vivos.

Pero, ¿por y para qué? Nadie lo sabe. Es una tradición que viene de cuando los funcionarios morían de infarto por exceso de trabajo (cosa que ya no existe) o de cuando se podía fumar en el trabajo (cosa que tampoco existe ya, creo) y habían quien tosía y esputaba constantemente en detrimento de la imagen pública del organismo en cuestión.

De acuerdo, hay que llevar una vida sana y para ello hay que someterse a algún examen médico de vez en cuando, pero ya es bastante bochornoso que te desnuden y te toquen, que te digan que tienes la espalda torcida (¡soy funcionario!) como para que también te pidan sangre (¡soy funcionario!) y te obliguen a donar parte de tu orina en un ejercicio ya de generosidad extrema.

CONSEJOS:

· El examen médico es superable siempre y cuando no comentemos con los compañeros las taras que nos han encontrado. Ellos siempre van a ocultar las suyas y terminarán sacando las tuyas a relucir en cualquier café o, lo que es peor, en cualquier concurso de ascenso.

· Los análisis son necesarios, pero degrada bastante nuestra imagen el vernos en una cola junto al jefe de negociado y a la chica sexy del Archivo con un bote de orina en la mano, supuestamente oculto en una bolsa arrugada de Mercadona, y poniendo cara de circunstancias. Es mejor llevar una mochila (tan a la moda hoy) o una supuesta bolsa de portátil en cuyo interior podemos esconder aquellos nuestros fluidos destinados al análisis.

· Los resultados no tienen por qué ser preocupantes ni aún saliéndosenos el colesterol de los límites que marca la ley (je, je: quise decir la salud) pero no hay que comentarlos con nadie y menos con el médico de la empresa: si no sabes interpretar esas cifras, acude a un médico privado o a tu primo el ATS, así todo quedará en casa. La discreción es fundamental.

Si, a pesar de todos estos consejos, el resultado el examen es desfavorable, siempre puedes ir con los papeles al médico de cabecera a pedirle una baja. Si, por otras circunstancias, trasciende y se hace público tu estado de salud, siempre puedes ir con los papeles al médico de cabecera a pedirle una baja. Si alguien se entera de esos tus íntimos problemas y los comenta en público riéndose de ti, siempre puedes ir con los papeles al médico de cabecera a pedirle una baja. Que digo yo, que para algo tendrá que servir esto de someterse a examen.

2 de marzo de 2009

Lección 25

CÓMO SOBREVIVIR A LOS ASCENSORES

OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir que las modernas máquinas denominadas ascensores no conviertan en una pesadilla acudir al trabajo.


VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Ascensor (Del latín ascensor, ascensoris: Subidón). 1.Moderno aparato que sirve para que no pierdas la barriga cervecera subiendo escaleras. 2.Máquina que no sirve para ascender en el trabajo. 3.Trampa mortal que en las películas conduce o bien al terror o bien al sexo.

Suele ocurrir que, aunque la mayoría de los edificios oficiales están ubicados en centenarias construcciones con más solera que una póliza de 25 pesetas, algunos centros de la Administración, por su altura, requieren de ascensores para que usuarios y funcionarios lleguen a la última planta sin perder calorías por el camino.

Pero, ¿para qué? Nadie lo sabe. De acuerdo que hay personas mayores o que tienen disminuidas sus facultades físicas y necesitan ayuda mecánica para superar ciento treinta y siete escalones, pero ¿no es más sano mover las piernas, sobre todo si vamos a estar sentados las siguientes siete horas?

Bien, es cierto que algunos hemos sufrido traumas como el de que un ascensor se queda parado a medio camino lleno de gente, gente que a) pesa, b) respira tu aire, y c) tiene la misma idea que tú de cómo salir de allí. ¿Cómo hacer que el miedo a este tipo de situaciones no merme nuestra sana afición de acudir felices al trabajo? La respuesta es sencilla: necesitamos un impulso para saltar dentro del maldito aparato... o varios.

Primer impulso: La motivación. Sólo un individuo convencido de que su deber es acudir al trabajo, so pena de morir encerrado en un ascensor, moverá sus pies hacia dentro de uno de estos cacharros sin pensar en los riesgos. Pensemos cosas positivas. El deber es el deber. No hay más tutía que subir.

Segundo impulso: El horario. Convéncete de que tardarás más por las escaleras. Sólo subiendo en el ascensor conseguirás estar a tiempo en tu mesa, firmar y estar delante de la pantalla (¡encendida!) cuando llegue tu jefe.

Tercer impulso: El protagonismo. ¿Quién no ha soñado alguna vez con sus 15 minutos de gloria? Dicho de otro modo, ¿quién va a querer sacarte a ti en la tele si no es a causa de alguna catástrofe del tipo quedarse-encerrado-en-un-ascensor-de-la-Consejería-de-Hacienda? ¿Vamos pillando...?

Cuarto impulso: La pereza. ¿Y si fuera hoy el día en que el ascensor se para entre dos plantas y te quedas encerrado? ¿Y si los bomberos tardasen siete horas en llegar y no tuvieras que pasar esas siete horas metiendo datos en la jodida pantallita gris del ordenador? ¿No sería como un día libre, extraño, pero día libre al fin y al cabo? En estos casos, se recomienda llevar siempre al trabajo un libro o una Nintendo DS, al gusto del consumidor.

Quinto impulso: La llamada del sexo. ¿Y si fuera hoy el día en que el ascensor se para entre dos plantas y te quedas encerrado? ¿Y si coincide que en el ascensor sólo vais tú y esa compañera tan sexy e inaccesible del Archivo? ¿Y si los bomberos tardasen dos horas en llegar y ella estuviera tan desesperada que quisiera cumplir todos sus (más salvajes) sueños antes de "morir"?

Son cómodos empujones psicológicos para ayudarnos a entrar en el ascensor sin miedo. Yo los he puesto en práctica y subo con los ojos cerrados (si no está la compañera del Archivo) y hasta me he hecho amigo de la venezolana del altavoz, que me susurra cada mañana: La puerta ssssse abre. Planta terssssera. Incluso la echo de menos en los días de asuntos propios.
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