23 de febrero de 2009

Lección 24

CÓMO SOBREVIVIR AL 'PROHIBIDO FUMAR'

OBJETIVO DE LA LECCIÓN


Sobrevivir siete horas sin fumar (si eres fumador) o sobrevivir a los efectos secundarios de esta prohibición que tachan de conflictiva.

VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Fumar (Del latín Fumus: Porque-me-da-la-ganus) 1.Acción de inspirar humo voluntariamente. 2.Hecho social cuya finalidad es la de hacer una pausa en el trabajo. 3.Lo que, según las cajetillas de tabaco, mata.

Suele ocurrir que hay quien no se resigna a las prohibiciones ni aun perteneciendo a un cuerpo que ha hecho el sagrado juramento de servir al Estado como es el del funcionariado. En el caso de la ley que prohíbe fumar en espacios públicos, son muchos los que no se resignan a abandonar el malvado hábito y recurren a artimañanas para no estar siete horas sin fumar. Estas son algunas:

Solución #1: Salir a la puerta de la calle a echar un pitillo.
Inconveniente #1: En invierno, se te congela el mechero (por no llamarlo de otra forma) y en verano es tal el calor al salir del sagrado reino del aire acondicionado que acabas tomándote una cervecita.

Solución #2: Salir a la terraza a fumar.
Inconveniente #2: Los mismos inconvenientes que la solución #1, pero con el agravante de que alguien puede considerar esas terrazas que no se usan y que están de adorno en todos los edificios oficiales como centro de trabajo, con la consiguiente sanción.

Solución #3: Esconderte en el baño a fumar.
Inconveniente #3: Esta solución es más de instituto, con los recuerdos que puede traernos, pero tiene otros inconvenientes: aquí no te pilla el profesor sino el jodido compañero-funcionario-fanático-anti-tabaco, que abre la puerta cuando menos te lo esperas. Es que te entran ganas de un pitillo y a él le entran ganas de mear. Paralelismos de la vida: hay quien los llama Sincronicidad (para más información, léase a Carl Jung y sus teorías del trascendentalismo).

Pero, ¿por y para qué fumamos? Nadie lo sabe. Cuando estás de barbacoa siempre le echas la bronca al que cocina porque el humo llega a la mesa. En la Gran Vía nos quejamos del olor del dióxido de carbono. Pero es llegar al trabajo y te entran una ganas de un pitillo que no hay quien las aguante.

De acuerdo, puede que sea más sano y esté mejor aceptado socialmente el no fumar, pero ¿qué es la abstinencia sino falta de placer? O, como le decimos al médico cuando nos lo prohíbe, si no puedo fumar ni beber ni tomar carne roja ni sal, ¿qué me queda? Y lo peor viene entonces, cuando su respuesta es: Trabajar, hijo, trabajar.

2 comentarios:

Wild Ceci dijo...

Como cuando preadolescente que se decia mucho eso de "Si no fumas, si no bebes, si no follas, pa qué vives gilipollas" claro, todos vírgenes, sin poder beber alcohol,. lo único que nos quedaba era robar cigarros a los papás para disfrutar de alguna perversión.

Me viene bien esta lección, yo que soy fumadora y sevillana soporto bien el calor, asi que al menos en verano podré escaquearme a la puerta,jajajaja el frio ya no tanto, asi prefiero esperarme esas horitas.

Muy ingenioso!¡como siempre!

Funcionario's blog dijo...

Pues yo soy lo opuesto a Opositora (o sea, un no fumador).

Puestos a buscar soluciones:

1) Echarle la culpa al superjefe. "Sí, ha pasado por aquí fumando". Lo malo es que se entere que le has acusado, claro.

2) Dejar de fumar. Inconveniente, el mono, claro.

Ánimo, y feliz semana.

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