9 de diciembre de 2008

Lección 14

CÓMO SOBREVIVIR AL SUEÑO


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir que ese funcionario ideal que representamos a los ojos de nuestro jefe no se quede dormido sobre el teclado nada más llegar al trabajo, especialmente tras un puente.

VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Somnoliento. (Del latín Somnolentus: lento a causa del sueño) 1.Con pesadez y torpeza en los sentidos a causa del sueño. 2.Víctima de un estado mental inconsciente pre-despertador.

Hace unas semanas, en la Lección 11, establecíamos la incongruente obligatoriedad de acudir al trabajo a la temprana hora de las ocho de la mañana. Pero, ¿por y para qué? Nadie lo sabe. Es una tradición, recordemos.

Sin embargo, esta tradición (inhumana como ninguna) de hacernos levantar al alba, casi de madrugada, entraña ciertos peligros para el organismo (organismo físico, no público) como cansancio (físico, no público) desestabilización emocional y, en el 99% de los casos estudiados, una somnolencia extremadamente peligrosa que puede dejarnos en evidencia ante los jefes (si aparecen) y compañeros (si nos oyen roncar).

¿Cómo sobrevivir al sueño que te entra nada más relajar tus posaderas en la silla? La hora peligrosa es entre las ocho y las nueve de la mañana. En esa fracción de tiempo (hora) debemos evitar a toda costa estar callados. Hablar de las cosas que te ha hecho tu cónyuge/a o de las series que pusieron anoche por la tele ayuda a la mente a ponerse en funcionamiento reordenando hechos pasados y evitar el primer bostezo. Ordenar los papeles de la mesa, aunque no haga falta, pone en movimiento las manos y hace que el consumo de energía en nuestro cuerpo encienda el piloto de Despierto. Otra técnica muy común en ministerios grandes y en Japón es la de aprovechar esa primera hora para repartir oficios, notas interiores o cualquier otra cosa que deba ir en mano de un despacho a otro. Mover las piernas siempre ha evitado que nos durmamos, pero ojo: en Hacienda se han dado casos de funcionarios que se han quedado dormidos mientras caminaban. Es lo que se ha dado en llamar Zangoloteo Administrativo Sonámbulo (ZAS). El riesgo, más que ser despedido, es de despeñarse por una escalera o chocar con alguna subjefa de mal talante.

Pero también puede ser que la somnolencia sea irremediable. En tal caso, hay que recurrir a medidas desesperadas.

Es una escena habitual, podemos decir con orgullo, que algunos funcionarios, poniendo en práctica nuestras avanzadas técnicas, disimulan la caída de ojos fingiendo estar concentrados en algún papel, las manos en las sienes en actitud pensativa para que no se note que tiene los ojos cerrados (si uno duerme así más de diez minutos puede que su jefe piense que está trabajando intelectual e intensamente). Uno puede también cerrar los ojos un momento simulando enfado: cierras los ojos y meneas la cabeza lentamente de un lado a otro como si hubiera encontrado algo muy mal hecho (se puede dormir así unos segundos sin que nadie lo note). También hay quien es capaz de dormir abriendo mucho los ojos fingiendo que mira atentamente un gráfico de Excel o, en el peor de los casos, hay quien se encierra en el WC para dormir unos minutos. Eso sí: sin olvidar poner el despertador en el móvil.

2 comentarios:

El funcionario dijo...

Yo soy un zombi, una marmota en peligro de extinción, una de esas personas que en los días festivos es capaz de estar en la cama hasta las dos de la tarde...no soy persona a las 8 de la mañana y sin embargo hay algo que me hace abrir los ojos y ponerme en estado de alerta en menos de un segundo: ver cómo van llegando mis compañeras, con sus modelitos y sus atractivas formas...simplemente impresionante..y muy sano para el corazón.

Bruja sin Brújula dijo...

Jajajajaj, tengo la oreja desgastada de tanto reir. :P

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