17 de noviembre de 2008

Lección 11

CÓMO SOBREVIVIR AL HORARIO LABORAL


OBJETIVO DE LA LECCIÓN

Conseguir llegar a las tres de la tarde sin perder el juicio. Ni más ni menos.

VOCABULARIO IMPRESCINDIBLE

Horario. (Del latín Hora, horae: espacio de tiempo... o algo así) 1. Uno de las siete fracciones de tiempo en que se divide la jornada laboral. 2.Espacio de tiempo infinito entre un café y otro. 3. Espacio de tiempo infinito entre un cigarrito y otro.

Suele ocurrir que el deber de todo funcionario de pro implica la obligación de levantarse temprano para cumplir con la obsoleta tradición de llegar a las ocho al Ministerio.

Pero, ¿por y para qué? Nadie lo sabe. Es una tradición que viene de un año que hubo un apagón en Fin de Año y no se pudieron comer las uvas en un Ministerio y, desde entonces, alguien decidió inaugurar la tradición de poner un reloj en la puerta de cada organismo público.

Llegar a la hora no es complicado. Ni siquiera difícil. Uno puede llegar dentro de esos 15 minutos de cortesía y ha cumplido con lo pactado en el contrato, incluso puede darse por satisfecho si llega antes de que quiten la firma si de lo que se trata es de firmar. Entonces, uno estampará su rúbrica, constará en el registro que ha ido a trabajar y podrá gritar a los cuatro vientos que su firma vale dinero. Es más: en el caso de que seas uno de esos personajes grises a quienes tanto su jefe como sus compañeros ignoran, incluso podrías irte a casa, ya que la firma demostrará fehacientemente “que has ido a trabajar”.

Ahora supongamos que te quedas en el trabajo. Puedes trabajar, por supuesto, pero ¿siete horas seguidas?

Existen formas de hacer amena la jornada (sí, de veras) como, por ejemplo, organizar el trabajo de manera que no hagamos durante las siete horas lo mismo, cambiando de hora en hora de tarea (esto contribuye a que nada se quede atrasado o todo lleve el mismo retraso) o también guardar algún correo sin abrir (leerlos todos del tirón conlleva que en algún momento de aburrimiento no sepa uno qué hacer) o cada cierto tiempo dejar la ventanilla o el MSWord para darse una vuelta por los otros despachos, cambiar de aires (acondicionados), cambiar impresiones, hacer recuento de compañeras de buen ver, enterarnos de los últimos cotilleos, etcétera, etcétera, y eso sí, nunca nos debemos olvidar el café de media mañana, con su tertulia, sus discusiones...

De acuerdo, hay momentos en que nada de esto sirve. Es una escena muy normal la del compañero que pierde los nervios en el mostrador, por ejemplo. Siempre es por culpa del estrés producido por la jornada continuada de 8 a 3. Es entonces cuando debemos plantearnos si podremos aguantar nosotros. ¿Soluciones? Las básicas de toda la vida (ni siquiera tendría que haber dedicado una lección a este tema): salir a las menos cuarto, pasar todo el tiempo posible en los recados de departamento en departamento, en el baño, en el ascensor, en el Tetris, inventar alguna excusa para salir un rato a tomar el aire (ir al médico, llevar a alguien al médico, que alguien nos lleve al médico, que el médico se lleve a sí mismo, solucionar un problema –que siempre los hay– en la oficina de Telefónica, llevar/traer el coche del taller, recoger un móvil nuevo y mejor que el de la semana pasada) o, directamente, pedir una hora de asuntos propios que, como no nos la darán, hará que el jefe inmediato inicie una discusión acerca del tema, una discusión amena y entretenida que, con un poco de suerte, nos tendrá enredados hasta las tres menos cuarto.

10 comentarios:

Funcionario's blog dijo...

Campeón, ya está guardado en un Word las 11 lecciones y la introducción, por si algún día hay un desfallecimiento del blog.

Pues eso, tú siempre con tu humor satírico. Conviene señalar otras formas de distraer la mente:

a) Que te venga a ver un amigo (si uno tiene 5 amigos, ya está la semana cubierta). Esto hace que estemos media hora (o más) explicándole los vericuetos de nuestro trabajo, amén de enseñarle varios Departamentos y las tías buenas que por allí campan.

Si hay suerte, te puede venir a ver antes de irte a merendar, y luego se comenta sobre este tipo de ejemplares femeninos.

b) Tener que ir a pagar una tasa al banco. Como uno siempre está enfrascado en oposiciones, cursos, exámenes oficiales, etc., siempre surge la obligación de realizar este pago (generalmente, los jefes no saben que se puede hacer por internet).

Al volver, uno se puede parar a tomar algo y, en su caso, encadenar con el apartado a) anterior.

c) Que te fichen. Simple y llanamente. Le das tu tarjeta a alguien que vaya a salir más tarde que tú, y a vivir.

Para evitar injusticias, conviene que esta tarea se realice de manera rotatoria entre todos los interesados.

d) Buscarse una excusa de esas de "carácter personal e intransferible". Por ejemplo, si uno tiene que ir a hacerse el DNI (o a la revisión de un examen), siempre puedes pasar, a la ida o a la vuelta, a hacer ese recado/s (seamos sinceros) que tienes pendiente.

Y creo que es todo por el momento. Que quede constancia que algunos, aunque también trabajamos en lo ahora llamado "sector público", lo hacemos en Administración Pública distinta de la AGE (la de "los ministerios"), aunque el caso explicado es plenamente aplicable.

Anónimo dijo...

Joder, Funcionario, tú sí que entiendes la filosofía de este blog.

Lo que pasa es que no soy tan serio como tú y no me preocupan las oposiciones ni los otros funcionarios (esto es broma, claro) pero me centro más en sobrevivir que en la carrera profesional...

Un abrazo rápido que ya mismo son las tres.

Pablo dijo...

Qué te voy a decir a parte de que me das envidia???? Pues mejor nada, porque me dirás, "estúdiate unas oposiciones y listo".

Un abrazo

Funcionario's blog dijo...

Para que veas si entiendo la filosofía funcinarial y, por ende, este blog.

En nuestro ayuntamiento, por convenio, si haces un curso dentro del horario laboral debes devolver la mitad de las horas dedicadas y, si es fuera, la AP debe devolverte idéntica proporción.

Pues bien, ahora ando en un curso que va desde las 13.30 a las 16.30 (por lo que la cosa se queda igual).

Lo bueno viene porque a las 12.15 me bajo a merendar 1 hora completa (con la aprobación tácita de mis superiores) y, al subir a las 13.15 me da tiempo de apagar el ordenador y partir para el curso.

Si tenemos en cuenta que de 8 a 9 toca café, pues realmente permanezco en el puesto de trabajo de 9 a 12.15... si no tengo que hacer algún recado por otro departamento.

Ya saben, señores: las oposiciones están para todos.

Pablo dijo...

Eres un máquina Funcionario's blog, no sólo te escaqueas con mucho arte, sino que en esas tres horas que dedicas al trabajo, te da tiempo a dejar comentarios en los blogs.

Mis más merecidos respetos, es usted un héroe!!!!

Funcionario's blog dijo...

Hay que mantener el listón de la fama que tenemos los funcionarios bien alto...

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Muy buenas las lecciones, sí señor. En mi caso particular hay un pequeño inconveniente: como me ponga a hacer el recuento de tias buenas me puede dar una depresión de la ostia.

Soy el único M.M.M. (Macho Muy Machote) y aunque las compañeras son simpáticas (salvo alguna)no están para tirar cohetes.

Al final he optado por arañar minutos al reloj por donde sea y pensar seriamente en participar en el siguiente concurso de traslado, previa información de los destinos en los que haya abundancia de chiquis que alegren la vista.


Saludos!

Wild Ceci dijo...

Jajajaja me has hecho reir, desde luego estas lecciones me vienen de vicio para mi futura vida.

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